viernes, 20 de mayo de 2011

Estoy indignad@

Parece que en Europa, aquella gente tan bonita y de bien, ha descubierto una nueva forma de protesta. -Prende la camarita, Almudena, que ya verás lo que pongo en este papelito -y la señora muestra la palabra "indignad@" escrita en su hoja A4, y se queja. Se queja del gobierno socialista que los ha mandado al paro, y de los inmigrantes que le quitan el trabajo y del director del FMI que sometió a su mucama africana a un horrendo abuso y pide que lo echen a patadas. Lástima que cuando ese mismo director sometía a un abuso peor a toda la población de Africa, lo consideraban un tipo digno de un mejor salario y un candidato natural a la presidencia de Francia. Allá parece que la están pasando mal, no les gusta el sabor de la mierda que les toca comer y por youtube nos lo dicen. Acá hace 200 años que comemos lo mismo. Tan terrible no debe ser, llegó la hora de vivir del trabajo propio y no del ajeno.

domingo, 15 de mayo de 2011

A lápiz y carbonilla

Bruguera, Círculo de Lectores. Barcelona 1975. Traducción: José Antonio Vidal Sales. Ilustraciones: Ballestar

sábado, 14 de mayo de 2011

La Cruz

El sedal que parte del rodillo de proa descansa flácido unos metros sobre la superficie y se hunde ¡Ay, mi amor! Si pudieras sentir todo el vigor que anima ahora mi viejo cuerpo, entenderías.

Un tirabuzón de cirros espesos adorna el ocaso. El sol naufraga detrás del turquesa del mar, y tiñe de un lila central las nubes, que se desdibujan en sus bordes, hasta el gris, y desaparecen. Siguiendo el rizo que casi toca el agua, divisa la isla de San Mamerto. Sus ojos recorren la costa escarpada que se hace cordillera, y suben por el contorno de los picos nevados hasta el cielo, que se apaga. Sabe que es una leyenda, un espejismo. Una burla a los desorientados, y se resiste a la idea, como si, por el solo hecho de hacerlo, pudiera revertir su infortunio. Y la isla desaparece. Y su mirada queda colgada de los primeros destellos de la Cruz del Sur. La ve girar sobre el eje invisible, registra el movimiento, grado a grado, y prolonga el palo mayor, dos veces y media, hacia la cúpula negra. Así le enseñaron. Retienen y retienen sus pupilas el fruto de la medición, y cuando los párpados no resisten la vista fija en la nada, deja caer el punto imaginario, que se pierde, sin salpicaduras, en el mar.

-¡Ahí está el Sur!

Como si saberlo le ayudara en algo ¿El Sur de qué? Sigue perdido. Se arrebuja en el fondo de su chalupa. Siente el frío del mar que penetra la tablazón y se le clava en las costillas. Se arropa varias veces en la chaqueta y se regocija en sus olores cálidos.

Cien metros, ciento veinte quizás. Calcula. Lo que el Narval se llevó al fondo. Diez horas de arrastre y ninguna costa a la vista.

Mira los cuatro destellos. Curiosa alineación de parejas. Confluencia en la famosa perpendicular ¿Quién diría? Se están dispersando. Año a año, minuto a minuto. Huyen sus estrellas de la forma, cada una a formar su propia constelación. A dejar sin guía al pobre hemisferio de los naufragios. Eso dicen los marinos del puerto, pero puede ser otra mentira. Las disfrutan, inventan una tras otra para burlarse de la gente.

Como se burlan de mí:

–Andá, traé uno grande, que esta vez no se te escape. Si, un aguja, o mejor, un tiburón, ja, ja, ja. –Un Narval, eso les voy a traer, el más grande, el Unicornio. Ya van a ver. Se los voy a dejar ahí, en la orilla, les van a doler los ojos de verlo ¿Verdad mi amor? Y después no más, después cuelgo la chaqueta y vendemos el bote. Se acabó el mar. Sólo una última vez, te lo prometo. Esta vez sí es la última.

La cruz ya giró los doscientos cuarenta grados que anticipan el amanecer, y el sedal sigue inmóvil. No siente las manos escarchadas. Tiene ganas de silbar. Algo, no sabe qué, y resopla torpe, desentona una marcha, desafiando al fenómeno.

Apenas puede asirse de los remos cuando el cabo se tensa y el bote es impulsado hacia adelante a una velocidad imposible. El amanecer, asoma dorado sobre las olas. El cabo se tensa. El mar se hace añicos.

Divino, capturando todos los rayos en su magnífico colmillo, emerge al final de la cuerda, el Pez.

lunes, 2 de mayo de 2011

Encuentre las 7 diferencias

El premio Nobel de la Paz mató a tiros a Bin Laden. -El mundo es un lugar mucho más seguro ahora -dijo y mandó reforzar la seguridad por miedo a las represalias. Todo el mundo está feliz y Holywood prepara una nueva batería de películas en las que los negros vuelvan a ser buenos.