miércoles, 1 de octubre de 2014

Cuatro meses

Hoy se cumplen cuatro meses sin mi papá.
Hoy me fui con Margarita a comer por ahí, y a la vuelta decidí mandar unos mails de trabajo que tenía pendientes desde hace un tiempo. Quise mandarlos del Gmail que nunca uso, y al abrirlo, entre miles de spams encontré un viejo mail de Papá que no recuerdo haber leído. Él no hubiese querido que creyera en fantasmas; mucho menos en ser uno, pero sea como sea me alegró el día.
Era un mail referido a una entrada de este mismo blog, la del 27 de mayo de 2013. Al leerlo me pareció tenerlo tan cerca que quise compartirlo con los que de vez en cuando se toman la molestia de leerme. Ahí va:

Ya veo que estás muy entretenido con tu blog... y que te encanta la posibilidad de repartir para todos lados. Me tocó a mí y me la tengo que bancar... Eso de exhibir mi patriótica foto por el éter es muy divertido para ti  , pero a mí, con esa pose rígida y ese libro que asusta, me aleja toda posibilidad de pescar nada por el éter...Bien podrían haberme buscado una moza bien hecha en lugar de hacerme fotos patrióticas. Fue el año en que crecí veintitrés cms. y me mandaron comer un omelet a media mañana con un vaso de vino: tenía trece años: la edad de contraer los mejores vicios...

.......................En cuanto a la historia de Eufemio Masculino (no se te puede contar nada), no fue por la llama del encendedor (yesquero) que se iluminaron los autos, sino por las persianas bajas entreabiertas que tú imaginaste como grandes ojos.



A él no le gustaba del todo que subiera sus fotos, pero mientras desde allá me siga mandando mails, yo seguiré subiéndolas. En el camino me iré enterando de qué es ser un Héroe.



domingo, 28 de septiembre de 2014

El talento

Cuando la cámara lo enfocó al costado de la cancha, calentando de buzo, Celeste me dijo algo así como si iba a entrar ese. Que sí, le dije, que era el Chino. Pero ese tipo tiene tu edad, dijo ella. Probablemente se dejó llevar por la pelada que al Chino Recoba se le empieza a asomar en la parte de arriba de la cabeza. No, le dije, debe tener cinco o seis años menos, y le conté algunas de las hazañas del Chino.
Más tarde la tuve que llamar, un par de minutos antes de que termine el primer tiempo.
Hay talento cuando un tipo hace cosas que se pueden entender como geniales, más allá de que te guste eso a lo que se dedica.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Dios en la zona de los outlets

11 de octubre de 1980. Nacional jugaba en el estadio contra River. Partido por el Campeonato Uruguayo -No lo vas a llevar al chiquilin -dijo mi madre -a las siete toma la Comunión. Mi padre no dijo nada. El partido era a las tres. La casa ardía de preparativos, después de la Comunión había gran celebración gran; igual que hace un año con Talía. A las dos, Papá arrancó para la puerta y yo atrás. Así, de callados nomás nos escabullimos camino de la Olímpica.
Siete menos diez ya estábamos en el patio del Colegio Santa Teresa de Jesús. Todos a punto de formarnos, vestidos y peinados para la ocasión. Y ahí, a cinco minutos del gran momento Papá me dijo algo así como que el partido ya había pasado, que ahora me tenía que preparar para recibir a Dios y que todo lo demás, aunque ahora lo pareciera, no era tan importante. Ni el partido, ni la fiesta, ni siquiera los eventuales regalos que seguramente recibiría. Así nomás, sin que me la viera venir, recibí la única charla de religión que mi papá creyó necesario que su hijo recibiera. Y mi padre era un hombre que vivía su religión en serio, sin tomar atajos ni negociar nada. Pero también respetaba la opción de los demás y en general no se metía. 
Hoy abundan las religiones de outlet, que te aceptan cualquier cosa. Ya Dios no es ubicuo y hay que pedirle para que se avive de que uno anda de malas. Y cuando le pedís, sólo te da a cambio de "dar testimonio" o alguna otra cosa, como si de cambiar dolar blue se tratara. El mundo se está poniendo feo y dios pone pies en polvorosa. La moda es la iglesia "spam", te hincho las bolas aunque no quieras, porque dios me mandó a salvarte -pero si yo no soy alcoholico ni drogadicto, no le pego a mi mujer ni me voy de putas. Pero si no perdés algunas horas por semana en mi iglesia-galpón vivirás en pecado y no irás al reino reservado para los que nunca conjugaremos el pretérito pluscuanperfecto del verbo respetar. Así las cosas. Yo perdí la fe, o nunca la tuve (es una duda con la que me voy a quedar), pero en el fondo creo que vivo como a mi padre le gustaría que sus hijos vivieran.
El 11 de octubre de 1980 Nacional le ganó a River 2 a 0, con dos goles de Eduardo de la Peña, el de la foto. Ese año Nacional ganó el campeonato uruguayo, la Copa Libertadores y la Intercontinental.

jueves, 10 de julio de 2014

domingo, 15 de junio de 2014

Feliz día, Papi.

Hoy le decía a Celeste que, aunque en Uruguay no fuera, siempre te llamaba para decirte feliz día. Por esas cosas extrañas de la vida, la foto que más se asemeja a cómo yo te veo es esta, en la que sos tan niño. Será por esa maravillosa inocencia que tanto extraño.

lunes, 9 de junio de 2014


   Venía el 160 lleno (es en esos momentos en los que me odio por no animarme a manejar) y así como subí me fui para el fondo. En el último asiento (el de cinco) venía sentada una chica boliviana, embarazada ella y con un niño de unos seis años sentado a sus pies. Ella revisaba el cuaderno del nene y cada tanto le preguntaba algo.
-¿cuánto es tres más tres?
-cuatro- contestó el nene, así de emboquillada. La madre hizo que se enojaba -tú, qué aprendes en la escuela- le dijo y asustado el pibe apuró un -cinco, entonces-
La madre exhaló profundo y con toda la paciencia del mundo le explicó:
-Mira, tomas tres dedos de una mano, y tres más de la otra. Ahorita cuéntalos.
El niño concentrado, en voz baja y tocando con la punta de la nariz cada uno de los dedos, sumó. Corroboró otra vez  antes de responder que ahora sí, que eran seis.
-¿y cuatro más cuatro?
El niño repitió la ceremonia y respondió ocho.
-¿siete más siete?- dijo y se sonrió. El bolivianito desplegó los dedos y los contó desorientado -préstame tu mano- le dijo, luego de unos segundos a la madre. Contó, ahora sí mordiendo la victoria y dijo bien fuerte "catorce".
Se bajó una señora que iba al lado de la chica boliviana y el nene se apuró a sentarse junto a su madre. Siguieron sumando hasta que me llegó a mí el turno de bajar. 
Pero así, en el 160, por Colombres, entre México y Rivadavia, mientras uno manda un sms, otro lee o escucha música, ella le enseñó a sumar al pibe.

lunes, 2 de junio de 2014

Misión cumplida

Estaba en Buenos Aires, pintando la cuna para Vicente, que viene pronto. Talía me llama y me cuenta, que no me preocupe que parece que está todo bien. Y le suena el celular, y es Jimena que está en el sanatorio con Papá. Y así como él quería, con sus tres hijos en línea, mi papá se fue.
Mi papá era bueno porque hacía todo lo contrario de lo malo.
Cuando estaba con un hijo sólo hablaba (a escondidas) de los otros dos: -Que Talía es una fiera, que se pone al hombro su familia y se lleva todo puesto; que tiene un corazón enorme. Y Jimena, que es puro talento, pero talento con esfuerzo -aclaraba- y que se desvive por sus sobrinos, que no hay frase que diga en la que no nombre a alguno.
Y yo siempre me quedaba con las ganas de saber qué pensaba de mí.
Un día a Talía se le escapó que Papá decía que yo era brillante. Y sinceramente eso me cambió la vida.
Yo tengo muy claro que no soy brillante; Hago lo que puedo, y en un punto fue él quien me enseñó que eso es más valioso que ser brillante, pero desde ese día mi vida cambió y me di cuenta que mucho más importante que ser brillante es que tu Papá crea que los sos.

Papá me enseñó a ser hijo y a ser hermano. Después me enseñó a ser padre, y ya al final, casi a escondidas, como hacía él todo me fue explicando cómo iba a tener que ser cuando fuera abuelo. Él me enseñó a ser hombre, pero por partes, como si no quisiera que me diera cuenta de lo que estaba haciendo. Porque cuando yo quise estudiar arquitectura él me dijo que era lo mejor que podía hacer; después me apoyó cuando quise ser dibujante. Y cuando me fui del País, y cuando quise ser escritor y así con cada una de las cosas. Porque Papá quería que sus hijos fueran libres, y sabía que cualquier cosa que uno haga es grandiosa cuando el que la hace es bueno.

Papá tenía una forma de ayudar que nunca vi en mi vida, y eso es algo que me gustaría aprender: Papá te ayudaba haciéndote creer que eras vos el que lo estaba ayudando a él.

Papá no era de esos tipos capaces de llevar adelante epopeyas, ni grandes proyectos ni nada que con los años el mundo recuerde. Porque él no podía dejar de mirar a su familia. Él madrugaba para que nosotros durmiéramos un poco más, él se comía primero lo que había sobrado del día anterior, por las dudas; él me enseñó cómo traer las bolsas de la feria: dos de cada lado, para repartir el peso. Pero igual las seguía trayendo él. Él se me puso al lado cuando yo la pasé mal, sin invadirme, sin decirme lo que tenía que hacer. Esperándome cada noche con la comida, para que los dos hombres de la familia, tan solos y tan desarraigados comieran algo caliente y se pudieran dar un beso antes de irse a dormir. Y cuando me arregló la vida dijo que ya no me quería molestar más y que se iba a joder a sus hijas. Y les iluminó las vidas a ellas también.

Joselo dijo que la Biblia dice que robusto es quién vive ochenta años.

Mi Papá es un tronco más grueso de lo que él mismo podía creer. Tanto que sus tres ramas parecen árboles y que las ramas que de allí salen van camino a tener el grosor de un ombú.

Lo único bueno de todo esto fue darme cuenta que Talía, Jimena y yo somos la misma persona, y que los tres somos Papá.

Yo siempre le digo a Celeste que por algún tipo de manipulación genética a mí me anularon la capacidad de extrañar. Al final parece que no, y lo bueno es que lo voy a extrañar por que sí y no porque haya dejado algo pendiente, porque él se fue dejando todo bien hecho.

Misión cumplida, Papi. Sabés cuánto te quiero.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Besos de leones


        Desde hace un tiempo empecé a creer que hay otro tipo de personas: las personas que llevan todas sus palabras adentro. Hoy una de esas personas me invitó a meterme en su "burbuja".
        Yo estaba trabajando, terminando unos dibujos que tenía que entregar, atrasado como siempre. Ella vino y a los tirones me arrancó de la computadora. Me llevó hasta el cuarto y se me tiró encima, me ponía su brazo entre mis dientes, para que la mordiera, porque -así se dan besos los leones- siempre le digo yo y ella me mira y estoy seguro de que se lo cree. Y yo me volví a escapar (estaba ocupado) y ella me volvió a arrastrar, y ya esa segunda vez entendí que hoy no me iba a pasar nada mejor, nada más disfrutable y productivo que darme besos de leones con Margarita, y entendí por fin que todas estas preocupaciones, estas incertidumbres, angustias (a veces tristezas) que siento porque ella es "diferente, desaparecen cuando explota de risa por las cosquillas de las mordidas, y me alivia pensar que puede lograr momentos de felicidad sin tener que sacar de adentro ninguna de sus palabritas.
      Pienso también que si esto me hubiera pasado veinte años antes hubiese sido un tipo mucho más feliz. 
    Esta piba, de a poco, me va a salvar la vida. 

martes, 13 de mayo de 2014

Lo mejor es cuando algo se te rompe para siempre


Se paró en seco. Mientras caminaba venía comiendo una galletita que se agarró en el supermercado y se paró de golpe. Tenía algo apretado entre los deditos y me lo dio. Lo miré, ya me imaginaba que podía ser. Lo comprobé con miedo -Margarita, abrí la boca, mostrame los dientitos- no sangraba, nada hacía suponer que le doliera, pero ella me forzaba la mano y se la llevaba a la boca. Quería que volviera a colocarle el diente.

martes, 29 de abril de 2014

Dicen que se viene


Mi primera novela. Hay rumores de que sale en 2014, formato digital. Sigo teniendo hijos y escribiendo libros. En cuanto me jubile empiezo a plantar árboles.
Publica Editorial WuWei.

martes, 22 de abril de 2014

La década perdida


Un cartel en lo alto de un edificio que mira a San Juan y Boedo reclama la restitución histórica. Sí, quieren volver a tener su cancha en Boedo. Y ahí me acuerdo. Me acuerdo de una mesita oculta entre las góndolas del carrefour de avenida La Plata con el cartel de saldos. Recuerdo el momento justo en que me acerco y los veo.
Por esos días estaba leyendo la "Carta Esférica" y tenía muy presente el momento en que Tanger Soto le recomienda a Coi el cuarteto de Alejandría -de un tipo con nombre de pila alcalina- se burla el marinero mientras toma ginebra azul (que luego descubrí que es el Gin Shaphire) en las mesitas de un bar de Gribraltar.
Y voy y me los encuentro. $2.50 cada uno. "Justine, Balthazar, Mountolive y Clea" (ese es el órden y no el de la foto) ¡10 mangos por esta maravillosa obra!
Contemporaneamente y por 2 pesos compré "El suelo bajo sus pies" de Rushdie en el coto de Ramos Mejía. "La desaparición de la Santa" de Jorge Amado por 4 pesos en Los Cachorros de Rojas y la vía (que ya cerró). "Furia" también de Rushdie a 12 pesos (ojo, edición de lujo) en algún puesto de Parque Rivadavia. Un Quijote con ilustraciones de Doré del año 1941 a $18 también en Los Cachorros. Y mil cosas más.

Recién me metí en Tematika y el libro "Sagrada" de Gonzalo Gálvez Romano sale $80.
¡80 pesos!

¿Cómo perdimos aquella década de los noventa comprando papas Pringles!
¿Cómo permitimos que se destruya un templo de la cultura como el carrefour de La Plata sólo para que no les canten: no tienen cancha, tienen almacén!

Así no hay país que aguante...

lunes, 21 de abril de 2014

El tano de la familia

1986. Arnoldo Mondadori Editore. Traduzione di Cesarina Minoli. Revisione e note di Massimo Bacigalupo. Introduzione di Fernanda Pivano.

"Oltre che un mito morale la favola di Moby Dick è anche una sorta di oceanico trattato zoologigo e baleniero, e un poema dell`anzione e del pericolo... Acab insegue Moby Dick per sete di vendetta, è chiaro, ma, come succede in ogni infatuazione di odio, la brama di distruggere apparte quasi una brama di possedere, di conoscere... Moby Dick assoma in sé la quintessenza misteriosa dell`orrore e del male dell`universo"

Cesare Pavese

domingo, 20 de abril de 2014

Eso le va a dar alegría


Margarita no se quería bajar del tronco -vení, Cuqui, vení que si te caes te lastimás- le decía y por detrás se me acercó él. Apoyó la bicicleta ahí nomás y arrancó:
-Le puedo hacer una pregunta... perdón ¿está ocupado... o apurado?-dijo. Tendría cinco, a lo sumo seis. Margarita finalmente se me prendió del cuello y voló hacía mí apretándome los costados con sus rodillas. Celos de que otro niño me hable.
-No, decime nomás.
-Mire, señor, tengo estas piedras- y las sacó del bolsillo abriendo la mano -¿le interesan?
-No, la verdad que no...
-Son piedras comunes y corrientes, no valen nada. Pero son un poco transparentes, mire, si las pone así a la luz es como que brillan.
-¿y?
-Y que las puede dejar así enfrente de una ventana y le van a brillar. Eso le va a dar alegría. Las grandes las vendo a 25... las chiquitas no sé, dígame usted...
-¿25 qué?
-No, 25 pesos no... centavos.

Hace un tiempo me agarré la costumbre de guardar piedritas. Cuando estoy en algún lugar significativo, o haciendo algo que me hace sentir bien. Agarro un puñado de piedritas y me los guardo en el bolsillo de arriba de alguna campera. Pasa el tiempo de camperas, y al año siguiente cuando vuelve el frío me las encuentro y me alegro de recordar aquel momento. Tengo piedras de la tumba de Cortázar. Tambien de la de Guy de Maupassant y Eugene Ionesco. Tengo unas del lago Lacar, alguna tarde con Margarita. Una bellota reseca de mis primeros paseos con Celeste por Parque Chas. Una piedra no apta para camperas que me regaló Sibila para un día del padre, el día más frío del mundo mientras pescabamos en el río que tapó a Carhué -este regalo parece una porquería, pero te va a durar más que cualquier otro- dijo. Y ahí está, diez años después en la Biblioteca Moby Dick.

-Te las compro todas por 5 pesos -le dije. Se le iluminó la cara. Saqué el billete, se lo dí y él me soltó las piedras en la mano. Montó la bicicleta y salió a toda velocidad. Dijo gracias entre dientes sin mirar para atrás. Margarita se me trepó a los hombros y empezamos a galopar rumbo a mamá que esperaba en el auto. Lo volví a mirar en el momento justo que él me miró y le adiviné una sonrisa. De tan inocente creyó que me había estafado.

sábado, 19 de abril de 2014

Por una segunda oportunidad

Entonces dio otro salto para anticiparse a las predicciones y averiguar la fecha y las circunstancias de su muerte. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

Siempre pensé que se veía mejor "espejismos" que "espejos", y siento que él al escribirlo creyó lo mismo, y si algún día me lo cruzaba era esto lo que pensaba preguntarle, que si primero escribió "espejos" y casi que se arrepintió, pero no, y entonces puso lo de "espejismos" entre paréntesis y cerró así uno de los momentos más lindos de la Literatura.