Se paró en seco. Mientras caminaba venía comiendo una galletita que se agarró en el supermercado y se paró de golpe. Tenía algo apretado entre los deditos y me lo dio. Lo miré, ya me imaginaba que podía ser. Lo comprobé con miedo -Margarita, abrí la boca, mostrame los dientitos- no sangraba, nada hacía suponer que le doliera, pero ella me forzaba la mano y se la llevaba a la boca. Quería que volviera a colocarle el diente.
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