martes, 29 de abril de 2014

Dicen que se viene


Mi primera novela. Hay rumores de que sale en 2014, formato digital. Sigo teniendo hijos y escribiendo libros. En cuanto me jubile empiezo a plantar árboles.
Publica Editorial WuWei.

martes, 22 de abril de 2014

La década perdida


Un cartel en lo alto de un edificio que mira a San Juan y Boedo reclama la restitución histórica. Sí, quieren volver a tener su cancha en Boedo. Y ahí me acuerdo. Me acuerdo de una mesita oculta entre las góndolas del carrefour de avenida La Plata con el cartel de saldos. Recuerdo el momento justo en que me acerco y los veo.
Por esos días estaba leyendo la "Carta Esférica" y tenía muy presente el momento en que Tanger Soto le recomienda a Coi el cuarteto de Alejandría -de un tipo con nombre de pila alcalina- se burla el marinero mientras toma ginebra azul (que luego descubrí que es el Gin Shaphire) en las mesitas de un bar de Gribraltar.
Y voy y me los encuentro. $2.50 cada uno. "Justine, Balthazar, Mountolive y Clea" (ese es el órden y no el de la foto) ¡10 mangos por esta maravillosa obra!
Contemporaneamente y por 2 pesos compré "El suelo bajo sus pies" de Rushdie en el coto de Ramos Mejía. "La desaparición de la Santa" de Jorge Amado por 4 pesos en Los Cachorros de Rojas y la vía (que ya cerró). "Furia" también de Rushdie a 12 pesos (ojo, edición de lujo) en algún puesto de Parque Rivadavia. Un Quijote con ilustraciones de Doré del año 1941 a $18 también en Los Cachorros. Y mil cosas más.

Recién me metí en Tematika y el libro "Sagrada" de Gonzalo Gálvez Romano sale $80.
¡80 pesos!

¿Cómo perdimos aquella década de los noventa comprando papas Pringles!
¿Cómo permitimos que se destruya un templo de la cultura como el carrefour de La Plata sólo para que no les canten: no tienen cancha, tienen almacén!

Así no hay país que aguante...

lunes, 21 de abril de 2014

El tano de la familia

1986. Arnoldo Mondadori Editore. Traduzione di Cesarina Minoli. Revisione e note di Massimo Bacigalupo. Introduzione di Fernanda Pivano.

"Oltre che un mito morale la favola di Moby Dick è anche una sorta di oceanico trattato zoologigo e baleniero, e un poema dell`anzione e del pericolo... Acab insegue Moby Dick per sete di vendetta, è chiaro, ma, come succede in ogni infatuazione di odio, la brama di distruggere apparte quasi una brama di possedere, di conoscere... Moby Dick assoma in sé la quintessenza misteriosa dell`orrore e del male dell`universo"

Cesare Pavese

domingo, 20 de abril de 2014

Eso le va a dar alegría


Margarita no se quería bajar del tronco -vení, Cuqui, vení que si te caes te lastimás- le decía y por detrás se me acercó él. Apoyó la bicicleta ahí nomás y arrancó:
-Le puedo hacer una pregunta... perdón ¿está ocupado... o apurado?-dijo. Tendría cinco, a lo sumo seis. Margarita finalmente se me prendió del cuello y voló hacía mí apretándome los costados con sus rodillas. Celos de que otro niño me hable.
-No, decime nomás.
-Mire, señor, tengo estas piedras- y las sacó del bolsillo abriendo la mano -¿le interesan?
-No, la verdad que no...
-Son piedras comunes y corrientes, no valen nada. Pero son un poco transparentes, mire, si las pone así a la luz es como que brillan.
-¿y?
-Y que las puede dejar así enfrente de una ventana y le van a brillar. Eso le va a dar alegría. Las grandes las vendo a 25... las chiquitas no sé, dígame usted...
-¿25 qué?
-No, 25 pesos no... centavos.

Hace un tiempo me agarré la costumbre de guardar piedritas. Cuando estoy en algún lugar significativo, o haciendo algo que me hace sentir bien. Agarro un puñado de piedritas y me los guardo en el bolsillo de arriba de alguna campera. Pasa el tiempo de camperas, y al año siguiente cuando vuelve el frío me las encuentro y me alegro de recordar aquel momento. Tengo piedras de la tumba de Cortázar. Tambien de la de Guy de Maupassant y Eugene Ionesco. Tengo unas del lago Lacar, alguna tarde con Margarita. Una bellota reseca de mis primeros paseos con Celeste por Parque Chas. Una piedra no apta para camperas que me regaló Sibila para un día del padre, el día más frío del mundo mientras pescabamos en el río que tapó a Carhué -este regalo parece una porquería, pero te va a durar más que cualquier otro- dijo. Y ahí está, diez años después en la Biblioteca Moby Dick.

-Te las compro todas por 5 pesos -le dije. Se le iluminó la cara. Saqué el billete, se lo dí y él me soltó las piedras en la mano. Montó la bicicleta y salió a toda velocidad. Dijo gracias entre dientes sin mirar para atrás. Margarita se me trepó a los hombros y empezamos a galopar rumbo a mamá que esperaba en el auto. Lo volví a mirar en el momento justo que él me miró y le adiviné una sonrisa. De tan inocente creyó que me había estafado.

sábado, 19 de abril de 2014

Por una segunda oportunidad

Entonces dio otro salto para anticiparse a las predicciones y averiguar la fecha y las circunstancias de su muerte. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

Siempre pensé que se veía mejor "espejismos" que "espejos", y siento que él al escribirlo creyó lo mismo, y si algún día me lo cruzaba era esto lo que pensaba preguntarle, que si primero escribió "espejos" y casi que se arrepintió, pero no, y entonces puso lo de "espejismos" entre paréntesis y cerró así uno de los momentos más lindos de la Literatura.