viernes, 19 de septiembre de 2014

Dios en la zona de los outlets

11 de octubre de 1980. Nacional jugaba en el estadio contra River. Partido por el Campeonato Uruguayo -No lo vas a llevar al chiquilin -dijo mi madre -a las siete toma la Comunión. Mi padre no dijo nada. El partido era a las tres. La casa ardía de preparativos, después de la Comunión había gran celebración gran; igual que hace un año con Talía. A las dos, Papá arrancó para la puerta y yo atrás. Así, de callados nomás nos escabullimos camino de la Olímpica.
Siete menos diez ya estábamos en el patio del Colegio Santa Teresa de Jesús. Todos a punto de formarnos, vestidos y peinados para la ocasión. Y ahí, a cinco minutos del gran momento Papá me dijo algo así como que el partido ya había pasado, que ahora me tenía que preparar para recibir a Dios y que todo lo demás, aunque ahora lo pareciera, no era tan importante. Ni el partido, ni la fiesta, ni siquiera los eventuales regalos que seguramente recibiría. Así nomás, sin que me la viera venir, recibí la única charla de religión que mi papá creyó necesario que su hijo recibiera. Y mi padre era un hombre que vivía su religión en serio, sin tomar atajos ni negociar nada. Pero también respetaba la opción de los demás y en general no se metía. 
Hoy abundan las religiones de outlet, que te aceptan cualquier cosa. Ya Dios no es ubicuo y hay que pedirle para que se avive de que uno anda de malas. Y cuando le pedís, sólo te da a cambio de "dar testimonio" o alguna otra cosa, como si de cambiar dolar blue se tratara. El mundo se está poniendo feo y dios pone pies en polvorosa. La moda es la iglesia "spam", te hincho las bolas aunque no quieras, porque dios me mandó a salvarte -pero si yo no soy alcoholico ni drogadicto, no le pego a mi mujer ni me voy de putas. Pero si no perdés algunas horas por semana en mi iglesia-galpón vivirás en pecado y no irás al reino reservado para los que nunca conjugaremos el pretérito pluscuanperfecto del verbo respetar. Así las cosas. Yo perdí la fe, o nunca la tuve (es una duda con la que me voy a quedar), pero en el fondo creo que vivo como a mi padre le gustaría que sus hijos vivieran.
El 11 de octubre de 1980 Nacional le ganó a River 2 a 0, con dos goles de Eduardo de la Peña, el de la foto. Ese año Nacional ganó el campeonato uruguayo, la Copa Libertadores y la Intercontinental.

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