martes, 22 de febrero de 2011

"Milanesa" una escena que ya nunca aparecerá en Sagrada

-¡Estas son milanesas! -no paraba de decir el Negro sin poder reprimir las explosiones de pan rallado que se salpicaban sobre el piso grasiento-. Viste que te dije, no le comprés más a la paraguaya, que la carne es un asco ¡Esto es carne, chabón! -insistía mirando de reojo las máquinas paradas por la hora del almuerzo-.Seguro fuiste del Ramón, ése gasta buena merca, sale dos mangos más, pero vale la pena; No sé de adónde se la traen, pero tiene la mejor carne de toda la Sagrada y no la porquería ésa que me traes siempre. Hoy te portaste, vas a ver, ahora te hago andar las máquinas como relojito ¡Sos un fenómeno! -El último pedazo se lo guardo al Tranco ¿Te conté que me encontré un perro? Bah, él me encontró a mí. Viene y me rasca la puerta, y yo lo hago entrar, le tiro algo de morfar y después se echa ahí, entre las medias falladas, y se duerme. No te jode que lo deje entrar, ¿no? Es buenito, y me hace compañía. Si no, la noche, acá, en el galpón, solo... Ahora, si te jode, lo rajo y chau. No me la voy a jugar por un perro cualquiera. Yo más que nada necesito laburar y vos me das la oportunidad, a mi edad. Yo te re agradezco, si no querés animales hoy mismo le doy pista. No te calentés. Ahora cuando venga, me hago el boludo y no le abro nada -dijo empujándose el último pedazo de milanesa. –Pero qué raro, a esta hora siempre esta paradito en la puerta. Qué raro. Y su voz se perdió en el ruido de las máquinas que ya volvían a funcionar.

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